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Al menos desde el siglo XII, extramuros de la ciudad existía ya una pequeña ermita dedicada a San Andrés.

En el siglo XV seguía siendo ermita, pero dado el incremento de población del barrio de San Andrés, fue convertida en parroquia en 1482.

El barrio fue tomando importancia por la población que tenía y lo que hoy es la Plaza de España, que entonces no era más que una explanada, también.

En 1738 seguía siendo una explanada, aunque ya rodeada por algunos edificios, siendo conocido el lugar como "El Campillo", pero como ya existía "El Campillo de San Nicolás", para diferenciarla se la llamó "el Campillo de San Andrés".

Cuando la ciudad, en el siglo XVI, se extendió más allá de la puerta que existió en la calle Teresa Gil, en la "calle" que unía el Campillo de San Andrés con la hoy Plaza de la Cruz Verde, se establecieron los fabricantes de mantas, por lo que comenzó a ser conocida como la calle de los manteros.

Según Juan Agapito Revilla, en un escrito de fecha 12 de Julio de 1596 se dice: "a los sombrereros frente a la mantería". Esto aclara dos cosas: la primera que los que se dedicaban a hacer sombreros estaban al lado, y la otra que ya se empezaba a conocer a esta calle como Mantería, aunque según el propio Agapito, refiriéndose a la documentación de un proceso:

"se la llama siempre «calle de los manteros», lo que es igual que el nombre por el que más se la cita, pues en otros papeles más modernos de los mencionados se decía que el «Gremio de fabricantes de estameña, vulgo la Mantería», en la calle estaba instalado".

En el plano de Ventura Seco de 1738, si que aparece ya como "Calle de la Mantería", desde el Campillo hasta la plaza de la iglesia de San Andrés.

La calle va tomando más importancia, sobre todo cuando aquella pequeña ermita fue reconstruida en el siglo XVI debido a su mal estado, y todavía más cuando se concluyó la iglesia actual en 1776. Una gran iglesia para una barrio cada vez más grande e importante.

El 10 de abril de 1863, al fin ,se da el nombre oficial de "Calle de la Mantería" a toda ella, pero unos años más tarde y con el fin de honrar a un concejal y diputado, se le da el nombre de este llamándose "Calle de Mariano Fernández Cubas".

Colegio de Nuestra Señora de la O

Fotografía conseguida en la red sin indicación de autor o procedencia

También estuvo en esta calle el tercer colegio de las Carmelitas en Valladolid, el de Jesús y María en la Plaza de Santa Cruz, Dulde Nombre de María junto al Campo Grande y en la Calle Mantería, desde 1877 a 1969, el Colegio de Nuestra Señora de la O. 

La calle fue cogiendo cada vez más auge de gente y de negocios, hasta llegar al año 1933 en el que sucede algo que cambiaría para siempre la historia de la calle y del barrio.

1950 - Cinema Lafuente -  Fotografía de la revista "Destellos", conseguida en la red,

que indica pertenece al libro "Historias de una ciudad y el cine" de Joaquín Martín de Uña

En la esquina de la calle con la "calle Juan Agapito y Revilla", que casualidad, los hermanos José y Emilio de la Fuente Trapote inauguran el 2 de febrero de 1933, abriendo al público en general al día siguiente, el Cinema Lafuente, casi nada, un cine en la calle y en el barrio.

Afortunadamente, con todo el respeto para el concejal, el 28 de abril de 1937 se restablece el nombre de "Calle de la Mantería", que perdura hasta hoy.

La calle poco antes de ser peatonal - 1987

El 24 de mayo de 1987 se cerró al tráfico, tras las obras de peatonalización, se inauguró como calle peatonal el 11 de junio de 1988.

El antiguo Cinema Lafuente, ahora Mantería, en la actualidad cerrado

El cine que tanta vida dio a esta calle se reformó totalmente en 1993, convirtiéndose en los Cines Mantería con dos salas de proyección, una en lo que fue la sala del patio de butacas y la otra en lo que fue el anfiteatro. Desgraciadamente, debido a la falta de espectadores, las nuevas normativas para este tipo de locales, y otras razones, su último dueño, Enrique Cerezo, decidió cerrar sus puertas el 8 de febrero de 2012. El edificio continúa en pie pero cerrado a cal y canto desde entonces.

Como he dicho, de siempre ha sido calle muy comercial, en ella han estado famosos negocios de la ciudad. Algunos siguen en el recuerdo, otros ya solo se conocen por libros o comentarios.

En el libro "Enciclopedia de la Industrial y el Comercio de Valladolid", de la Fundación Joaquín Díaz, dice que en esta calle estuvo la Cantina El Montañés, abierta hacia 1904 según comentario del gran bailarín Vicente Escudero. El libro cuenta que esta cantina fue:  "Refugio de cantaores locales de flamenco entre los que se encontraban el gitano apodado Cascarrabias, y los payos El Nevao, El Levita (que figuraron en la compañía de Angelillo) y El Niño de las Delicias, El Capador de Simancas y El Niño Viana".

En el nº 1 esquina con Panaderos estuvo desde 1924 hasta 1940  la tienda alimentación de José Santos, muy famosa en la ciudad por su calidad y por tener luego Fábrica de Malta en la calle Veinte Metros.

En los años 30 en los números 43 y 45 estuvo "La Bombonerita", fábrica de caramelos de Eugenio Giménez Pindado.

En el entonces nº 42 estuvo Confitería Palacios, inaugurada en los años 30 del siglo XX por Justino Palacios, especializado en dulces secos y pastas. En 1970, el joven Audomaro Valles coge el traspaso de la confitería Palacios, continuando y ampliando el éxito de su predecesor. Quién no recuerda sus bombones, roscones, pasteles y pastas. En 1996 cambió el nombre comercial por el de Maro Valles, continuando en la actualidad su actividad, tiene varios locales abiertos en la ciudad, el de la calle Mantería continúa, pero cambió a la esquina con Simón Aranda.

En 1886 estaba en el nº 7 el fotógrafo Ciriaco Torquemada; en 1887 en el nº 11 La Equidad, una fábrica de jabones propiedad de Primitivo Hernández Vicente. Hacia 1915 estuvo la carbonería de Anselmo Ferri, el establecimiento de bebidas El Carpio y la Buñolería de Cayetano Santos. El Bar Antón en el nº 4 en 1930, Calzados de la Fuente de los años 40 a los 70 del siglo XX; en 1948 la Confitería El Buen Gusto en el nº 7; de 1946 a 1979, en Mantería 13, estuvo La Valenciana, tienda de venta de jamones y embutidos.

Durante muchos años fue la calle de Valladolid donde se iba a comprar zapatos de todos los precios, ya que había gran cantidad de zapaterías, como Mary Paz, La Fábrica o Calzados Catón o Chiqui entre otras. Luego llegó la época de las tiendas de electrónica, donde muchos vallisoletanos acudieron a comprar sus primeros vídeos o sus cámaras.

Muchos ya no están, como, Papelería Allén, Bazar Ortega, Chocolatería Churrería Mantería, o la Caja de Ahorros Popular con la central en Fuente Dorada, que abrió su primera sucursal urbana en esta calle.

Otros, pocos, siguen funcionando desde hace mucho años contra viento y marea, como el quiosco en el cruce con Simón Aranda, Pintura y Decoración NAN-YES, Ibiza Piel, Visual Óptica, Mercería Conchita, Óptica Alcañiz o Almacenes Santa Cruz.

La calle actualmente

La acera de la izquierda conserva algunos edificios antiguos, los de la derecha  casi todos son de los años 70 en adelante, mal por un lado y por otro sirvió para dar más anchura a la calle.

Actualmente hay de todo tipo de negocios: telefonía, ropa, franquicias, bares, pastelería, etc., manteniéndose como una de las calles más comercial de la ciudad.

No hace mucho, como en otras partes de la ciudad, se ha optado por el arte urbano, con bonitos murales para decorar paredones de edificios que afeaban la calle, un acierto desde mi punto de vista.

Fuentes consultadas:

"Las Calles de Valladolid" de Juan Agapito Revilla.

 "Enciclopedia de la Industrial y el Comercio de Valladolid" de la Fundación Joaquín Díaz

Recuerdos propios

14-01-2022